Eduardo Escobar, Jotamario Arbeláez, Darío Lemos, Juan Manuel Roca y Eduardo Zalamea frente al Planetario en Bogotá, 1972. Foto © Rogelio Daraviña.
Los nadaístas, dice Gonzalo Arango, son reacios a militar en ningún partido político, pero el nadaísmo representa una porción revolucionaria en el campo de la literatura que es afín a la revolución política y social. “Nos conservamos al margen de la política para ser más revolucionarios...”. Y cuenta una anécdota quizá ya desconocida: cuando Alfonso López Michelsen lanzó aquella frase de combate que decía: “Pasajeros de la revolución, subid a bordo”, Arango y sus amigos le pusieron un telegrama que decía: “Nosotros somos pasajeros de la revolución, pero gracias: no viajamos en tercera”.
Lucy Nieto de Samper

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