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Nadaísmo, la revolución del
vacío en el arte colombiano

Un análisis de la pintura, la música y la literatura durante el conflicto armado colombiano.

Por Elena Zapata

A lo largo de la historia, el arte siempre ha sido un eco de los grandes eventos que suceden en el mundo, al igual que ocurrió en las dos Guerras Mundiales, cuyo descorazonado actuar originó el movimiento existencialista. En Colombia esto no es la excepción; movimientos como el nadaísmo y las pinturas de la antioqueña Débora Arango evidencian una respuesta por parte de los artistas de la época a los hechos acontecidos en los sesenta años de conflicto armado en Colombia.

Para saber si el movimiento literario nadaísta fue influenciado por seis décadas de conflicto armado colombiano, primero debemos entender qué es: este puede definirse como una vanguardia literaria que se manifiesta en contra de los ideales de su época. Aunque el nadaísmo se centraba en la «nada», no negaba la importancia de la existencia, sino su propósito, considerándolo como ninguno. Con el objetivo de comprender el movimiento nadaísta, es pertinente referirse al escritor y poeta Gonzalo Arango, autor del Primer Manifiesto Nadaísta y padre del movimiento. El autor define la poesía nadaísta como «belleza que es protesta y desobediencia a todas las leyes Ético-Políticas-Estéticas-Sociales-Religiosas» (Arango, 1958, pág. 3). El nadaísmo era una rebelión contra el orden establecido en ese momento. Además, se consideraba un movimiento socialista, con inclinaciones izquierdistas evidentes en momentos como cuando los autores nadaístas apoyaron y defendieron el régimen de Fidel Castro, así lo afirma Lina Vargas Sánchez, historiadora de la Universidad de Antioquia (2016). Sin embargo, los nadaístas nunca respaldaron a ningún partido político, manteniéndose únicamente como un movimiento artístico. Entonces, ¿cuál era su objetivo?

La juventud nadaísta buscaba revelarse contra las clases altas y burguesas antioqueñas que los excluían. Gonzalo Arango afirmó que el enemigo de la revolución nadaísta tenía poder sobre la economía, las universidades, la religión y la prensa, concluyendo lo siguiente: «Frente a una empresa de tales proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. Porque somos impotentes. La aspiración fundamental del Nadaísmo es desacreditar ese orden» (Arango, 1958, pág. 3).

El movimiento nadaísta cuestionaba y desafiaba al gobierno y a la Iglesia. Su propósito e ideología eran «nada»; reconocían que no podían cambiar las cosas y no aspiraban a hacerlo. Para lograr su objetivo, utilizaron su escritura escandalosa para desacreditar la ley y el clero, expresando sus ideales y valores opuestos en sus textos. En las palabras de Lina Vargas, «muchos autores consideraban sus plumas como un arma de transformación» (Vargas, 2016), lo que significa que las palabras de algunos autores eran muy influyentes y podían afectar lo que pensaban las masas. Un ejemplo de esto se evidencia en el manifiesto nadaísta de Gonzalo Arango, cuando afirma: «Las relaciones humanas son simuladas y acomodadas a los intereses jerárquicos, la vida del hombre colombiano es una mentira repetida a sí mismo y a los demás». Esta crítica sorprendente impactó a los lectores, captando su atención y, en la mayoría de los casos, su aprobación.

En realidad, la vanguardia nadaísta nació al final del período llamado La Violencia, en 1958; sin embargo, cuando comenzó el Frente Nacional a finales de ese mismo año, el nadaísmo se expandió considerablemente, especialmente entre los jóvenes. La Violencia fue un tiempo muy brutal y sangriento en el que la vida no era respetada. Había constantes enfrentamientos entre los partidos hegemónicos (liberales y conservadores), muchos desplazados debido al conflicto, lo que llevó a abundante desempleo y varios problemas que hacían que el pueblo sufriera en su cotidianidad. Fue un tiempo de desesperanza, por lo que es lógico que la búsqueda del propósito de la vida resultara en que no hubiera un propósito en absoluto; «venimos de la nada y volvemos a la nada». Además, el movimiento nadaísta sólo cobró fuerza cuando se estableció el Frente Nacional. Pero, ¿por qué? El Frente Nacional limitó el poder político solo a liberales y conservadores, dejando fuera a todas las minorías políticas y grupos de izquierda. Y aunque, como se mencionó antes, los nadaístas no se identificaban con un partido político, durante el Frente Nacional se utilizaron la violencia, la represión y la censura como formas de imponer autoridad. Lo anterior se puede evidenciar en su poema:

Estamos oprimidos sin libertad,
estamos perdidos sin camino;
estamos solos sin amistad,
desorientados sin destino.

Los nadaístas tomaron represalias contra el gobierno opresivo, ganando más y más seguidores con el tiempo. Esto se puede comparar con otra vanguardia literaria como el existencialismo, que fue causado por las Guerras Mundiales. En ese momento, el conflicto y las dificultades llevaron a las personas a preguntarse por el propósito de la existencia. En resumen, el conflicto armado colombiano influenció la vanguardia nadaísta mediante la creación y difusión de su ideología de «nada». Como lo explica la historiadora Lina Vargas de la Universidad de Antioquia: «El panorama nacional en el que surgieron los nadaístas: un país que no era ajeno a la revolución, lleno de violencia y represión, profundamente católico y disonante con la vanguardia».

Este movimiento no se limitó simplemente al ámbito literario, sino que trascendió a otras artes como la música, las artes plásticas, el teatro y más. En la década de los 60 surgió un movimiento musical paralelo al nadaísmo: el rock de protesta, un movimiento de estilo hippie que reaccionó musicalmente al conflicto que estaba en curso en ese momento. El rock de protesta tenía objetivos muy similares al nadaísmo, ambos buscaban expresar su desaprobación hacia el gobierno y la Iglesia, desafiando el orden establecido. Ambos movimientos estaban muy entrelazados, tanto que algunas bandas tocaban canciones escritas por autores nadaístas. Por ejemplo, Los Yetis, una banda de rock de esa época, tienen varias canciones escritas por Gonzalo Arango. Las opiniones de la banda sobre el país quedan plasmadas en sus canciones, como en su tema Llegaron los peluqueros:

La patria se desangra,
mi capitán,
qué bello el torrente rojo,
los poetas lanzan su manifiesto…

Estas letras muestran su perspectiva: en el verso «la patria se desangra» ilustran una Colombia sangrienta y violenta, refuerzan la idea cuando dicen «torrente rojo», haciendo referencia a toda la sangre derramada durante el conflicto. Luego, el verso «los poetas lanzan su manifiesto» es un homenaje a Gonzalo Arango, autor del manifiesto nadaísta. En la misma canción, Los Yetis entonan lo siguiente:

El nadaísmo
es gentil armada de la revolución.

Estos versos son prueba de la fuerte relación entre el nadaísmo y la música rock en ese momento, ambos movimientos muy revolucionarios. Y no solo fueron Los Yetis, sino muchas otras bandas como Eliana, quien creó una Internacional Nadaísta, al igual que los comunistas. También lanzó canciones como Cuál de los dos es la mujer, escrita por Jotamario Arbeláez, otro autor nadaísta muy destacado.

Por otro lado, el conflicto armado colombiano influyó en el arte de muchas maneras, y el nadaísmo fue solo una de las diversas repercusiones. Por ejemplo, Débora Arango, una pintora de Envigado, expresó sus opiniones sobre los diferentes períodos del conflicto armado a través de su arte, aunque ella misma no fuera una artista nadaísta. Por ejemplo, en su pintura Retrato de Colombia ilustra el sufrimiento que la gente estaba experimentando (consulte el Apéndice 1 para observar la pintura). Esta obra fue creada alrededor de 1958, por lo que se puede suponer que fue una reacción a la Violencia. En esta pieza retrata a una mujer hambrienta acostada sobre la bandera colombiana, está desnuda frente a los cuervos que la devoran viva, mientras hay una multitud vitoreando y algunos animales la observan de cerca. Detrás de esto hay una paloma blanca que está siendo mantenida prisionera por otro demonio.

La imagen es cruda y dolorosa. La cara angustiada de la mujer refleja el dolor causado por la hostilidad; que se vean sus costillas también es una crítica, lo que significa que la gente moría de hambre debido a la falta de recursos. Además, los animales, feos y con cuernos como el demonio, la observan de cerca; estos animales representan a los líderes públicos. En sus pinturas, Débora Arango retrata a los políticos como ranas, perros, demonios y otros animales para representar que los consideraba seres repugnantes y malévolos. La mujer, que tiene la capacidad de dar a luz, está siendo desgarrada dolorosamente por los cuervos; esto también puede representar la perspectiva de Débora Arango sobre el futuro de Colombia; al matar a la mujer, se elimina la posibilidad de un hijo que representa el futuro. También, la imagen de las personas que se regocijan en el dolor de la mujer es otra crítica, pero esta vez dirigida a la gente, a los grupos armados que se mataban entre sí y celebraban la muerte del otro. Adicionalmente, la paloma representa la paz, y el hecho de que esté siendo sostenida por las alas representa que no hay paz en Colombia. En esencia, Retrato de Colombia es una pintura que lucha contra la violencia, ya sea proveniente del gobierno o de los grupos armados. Es una crítica muy dura que refleja la tristeza y el desacuerdo de la pintora, causados por lo que estaba sucediendo en ese momento.

En general, el movimiento nadaísta fue influenciado por el conflicto armado, ya que fue una respuesta a la violencia que los artistas estaban experimentando. En su esencia, el nadaísmo fue un movimiento de protesta, luchaba contra el gobierno y la Iglesia de la época, por lo que, por supuesto, el conflicto influyó en las perspectivas de los artistas y en la expresión a través de su arte. De nuevo Lina Vargas: «El panorama nacional en el que surgieron los nadaístas: un país que no era ajeno a la revolución, lleno de violencia y represión, profundamente católico y disonante con la vanguardia». Además, el movimiento nadaísta influyó en la sociedad colombiana hasta el punto en que aún se habla de él hoy en día. Esto se debe a que el nadaísmo trascendió a través de más de una expresión artística. Por ejemplo, en la literatura hubo muchos autores controvertidos como Gonzalo Arango, Jotamario Arbelaéz y otros, así como músicos como Los Yetis, o Eliana también, y muchos pintores que plasmaron sus pensamientos a través de pinturas y esculturas.

Es fácil creer que el nadaísmo fue exclusivamente un movimiento literario; sin embargo, este movimiento atravesó a otras formas de arte, lo que permitió que se convirtiera en un movimiento que hasta hoy influye en el arte colombiano.

Las de los nadaístas, en su mayoría, eran manifestaciones públicas dirigidas en contra de la Iglesia, en lugar del Estado. Por ejemplo, cuando los nadaístas ingresaron a una iglesia sin ropa como forma de protesta. Uno pensaría que el malestar de este movimiento debería haber estado dirigido contra el Estado, ya que el Estado, más que la Iglesia, estaba involucrado en el conflicto. Por lo tanto, puede concluirse que muchos de los esfuerzos de los nadaístas estaban dirigidos contra el enemigo equivocado, ya que el Estado era quien realmente participaba en la hostilidad, no tanto la Iglesia.

También es indudable la similitud del nadaísmo con el nihilismo hasta el punto de confundir ambos movimientos. Dado que los dos creían que todo significaba nada y, por lo tanto, nada tiene sentido. Ambos movimientos eran tan similares que es muy probable que uno haya influenciado al otro. Realmente, la novedad del nadaísmo se puede reducir solo al contexto colombiano, con unos propósitos e ideas adaptados desde el nihilismo.

Para concluir, es innegable que el conflicto armado colombiano ha tenido una importante influencia en el arte del país. Un claro ejemplo de esto es el movimiento nadaísta, el cual tuvo un impacto significativo en la sociedad y sigue siendo relevante en la actualidad, debido a su multidisciplinariedad. Los artistas de esa época expresaron su desaprobación a través de su arte y manifestaciones, reflejando el sufrimiento por el cual estaba pasando el pueblo colombiano, aunque su oposición estuviera dirigida hacia un enemigo equivocado. Además, es posible que los autores nadaístas se hayan inspirado en el nihilismo, un movimiento con ideales similares, aunque desarrollado en otro lugar. El arte, tanto en Colombia como en otros contextos, siempre ha sido y siempre será una reflexión de los conflictos y también de las otras formas de expresión artística.

Referencias:

Arango, Gonzalo. Primer Manifiesto Nadaísta. Medellín, Tipografía y Papelería AMISTAD Ltda., 1958. Reeditado en 2018 por Sílaba Editores / Ediciones Otraparte.

Comba, Sebastián, y Michael Benítez. «El nadaísmo en la música: poesía y rock and roll». VICE, abril de 2018.

Vargas Sánchez, Lina Julieth. «“El nadaísmo es una flor con sensibilidad socialista”: los nadaístas y su relación con la política». Goliardos - Revista estudiantil de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional de Colombia, n.º 19, 2015.

Apéndice 1:

«Un retrato de Colombia» por Débora Arango, 1958.

Un retrato de Colombia
Débora Arango, 1958.

Fuente:

Zapata, Elena. «Nadaísmo, la revolución del vacío en el arte colombiano». Comunicación personal, 12 de febrero de 2024. Estudiante de undécimo grado en el Colegio Montessori de Medellín.

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