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Las letras más jóvenes
de Gonzalo Arango

“Cuán bella es para mí, la armonía entre la inteligencia y el corazón”, le decía Gonzalo a Julieta.

Por Laura Montoya Carvajal

Gonzalo Arango vino a Medellín en 1950 a terminar su bachillerato. Aún era muy joven, casi un adolescente, pero ya tenía preguntas y palabras por dentro que comenzaron a tomar forma de textos y cartas. De Andes, su pueblo natal, vino profundamente enamorado: “Las hojas verdes que caían de los árboles en el parque San Ignacio de Medellín, él me las mandaba escritas con palabras muy tiernas”, rememora Julieta González de Hooper, a quien en la época dirigió Gonzalo decenas de cartas de amor.

Una recopilación de más de 40 de estas cartas fue publicada por el Fondo Editorial Universidad Eafit con el nombre de Cartas a Julieta (1950). El libro hace parte de la Colección Rescates, que publica textos guardados en archivos patrimoniales o divulgados hace mucho tiempo que tengan alguna importancia para la historia del país. En este caso, se quiso resaltar la importancia del género epistolar en el siglo XX a través de Gonzalo Arango. “La razón del libro tiene una explicación biográfica, pero también muestra el momento del nacimiento de un estilo”, explica Felipe Restrepo David, editor del Fondo Editorial.

“Todo era tan sencillo, y suavecito y bonito. Yo era el primer amor en su vida, y él fue el primer intento de amor en la mía”, cuenta Julieta, que guardó las cartas durante 65 años con la idea de donarlas a un museo porque considera que son importantes por su “hermosura”. Ante la propuesta del Fondo de hacer la publicación, accedió a entregarlas, aunque según dice eran muchas más, que se perdieron con el tiempo. El Fondo se encargó de transcribir la letra apresurada de Gonzalo.

La obra epistolar del autor se compone básicamente de su correspondencia con amigos y familia, pero también de cartas que le escribía a personajes notables de la época, como los beatniks de Nueva York, Pablo Neruda y Fernando Botero. Estas misivas ya han tenido otras publicaciones: Cartas a Aguirre, Oleajes de la sangre y Correspondencia violada, este último de Eduardo Escobar, también escritor y cofundador del Nadaísmo. Escobar se mostró sorprendido por la calidad e intensidad de los textos tempranos de Arango, que muestran a un joven entusiasmado por el amor y el estudio, que más adelante, en la Universidad, abandonó para fundar el Nadaísmo.

En la opinión de Gustavo Restrepo Villa, director de la Corporación Otraparte, la “angustia espiritual” característica de Gonzalo Arango le vino de esta primera juventud, momento en el que también escribió la novela Después del hombre, que data de 1952 y permaneció inédita hasta el 2002. Luego de estos primeros años en Medellín, Gonzalo se volvió un hombre “muy sórdido, que se enamoró de una prostituta, que iba a los cementerios, un ser aburrido con la vida; perdido, sin encontrar un camino”, en palabras de Restrepo.

“Ahí fue donde él empezó su vida de drogadicción y Nadaísmo y yo me sentí muy culpable de que él tomara ese camino, porque yo no estaba siguiendo sus cartas amorosas y su amor, entonces siempre me quedó el remordimiento, que yo en realidad no estaba enamorada de él”, reflexiona Julieta. Ella ahora vive en Estados Unidos, donde se estableció hace 45 años con su esposo David Hooper, fallecido hace tres años, y con quien tuvo dos hijos.

Fuente:

El Tiempo, viernes 5 de junio de 2015, sección Medellín.

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