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Juventud y niñez de
Gonzalo Arango en Andes

«Hasta los 17 años viví, estudié y fui virgen en mi pueblo».

«Si algún día llego a ser famoso, desautorizo a mis biógrafos para que inventen cuentos chinos sobre mi juventud».

«Nací en Andes, un pueblo sin gloria que se hará famoso por mi nacimiento hace treinta años y muchos meses».

Gonzalo Arango

Por
Gabriel Arango Arias
Ricardo Estrada Arango

Origen

Gonzalo Adolfo de Jesús Arango Arias Toro Vélez, quien de joven firmaría sus escritos como «gonzaloarango», nació en el Municipio de Andes, Antioquia, el 18 de enero de 1931.

Sus padres fueron el amagaseño Francisco Arango Toro, hijo de Lázaro Arango y de Hortensia Toro; y la andina Magdalena Arias Vélez, hija de Felipe Arias y Juanita Vélez.

Cuando Gonzalo tenía dos o tres años de edad, murió su abuela materna Juanita. Todos sus hermanos se fueron en compañía de sus padres al velorio de la abuela y dejaron a Gonzalo acostado. Al otro día, cuando comentaban el entierro de la abuela, Gonzalo, que estaba oyendo los comentarios, dijo: «Anoche una señora blanca, delgada, vestida de negro me subió la cobija y me sobó el pelo. Era mi abuela».

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La familia

Hermanos de Gonzalo:

Adela Arango Arias - Octavio Restrepo A.*
Amparo Arango Arias -
Benjamín Arango Arias -
Francisco Arango Arias - Cruz Elena Tobón
Gabriel Arango Arias -
Hernán Arango Arias -
Inés Arango Arias - Jaime Nanclares
Jaime Arango Arias - Lucía Pérez
Jorge Arango Arias - Beatriz Lozano
Judith Arango Arias - Iván Restrepo A.*
Marina Arango Arias - Pedro A. Estrada R.
Ruth Arango Arias - Marcelino Gaviria
* Hermanos.

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La casa

«… construyó un refugio
en el solar de su casa
».

Jaime Jaramillo Escobar

«Yo viví en el campo hasta que,
a los 5 años, cuando sospecharon que
estaba a punto de tener uso de razón
…».

gonzaloarango

A media cuadra de la plaza principal del Municipio de Andes hay una placa que dice:

«Aquí nació Gonzalo Arango».

La casa donde nació Gonzalo ya no existe. En su lugar hay un edificio de tres pisos rodeado de negocios por todos lados.

Era esta una casa grande con portón al frente, dos ventanas a cada lado, un patio central y las piezas en galería a lado y lado, comedor, cocina y baños, y, al fondo, la pieza del servicio. También contaba con un solar grande con diversidad de árboles frutales. Lindaba por el solar con el cuartel de la policía y por los lados con otras casas de tamaño similar. Cabe anotar que entre ellas no había ninguna división o separación con muros, alambre de púas o cercas eléctricas. A veces, sólo unas pencas por donde se podía pasar tranquilamente hacia las otras casas o al cuartel.

Las calles eran empedradas y entre las piedras nacía hierba que había que ir sacando, echándole agua caliente y desyerbando. Este trabajo de echar el agua se lo turnaban los hermanos. Un día que estaban sentados en el patio desayunando, pasó Gabriel, el hermano de Gonzalo, con una jarra de agua caliente para regar la calle. Cuando pasó por el lado de ellos, amenazándolos en broma como si quisiera echarles el agua, Gonzalo le puso el pie de frente a modo de defensa, de tal manera que su hermano perdió el equilibrio y el agua hirviendo le cayó en el pecho y en la espalda. Un hermano de Magdalena, la mamá, mantenía menjurjes de toda clase para quemaduras y demás, que le echaron en todo el cuerpo y lo cubrieron con hojas de plátano y con plumas de gallina. Así estuvo durante seis meses. No le quedó ningún tipo de cicatriz.

En 1948 se vendió la casa de Andes por $18.000. Dinero que don Paco invirtió en una casa en el barrio Boston de Medellín, a donde se vino a vivir con toda su familia. Ahí vivía Gonzalo cuando fundó el Nadaísmo.

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Las fincas

Don Paco tuvo cuatro fincas, la principal fue «Media Luna», las otras fueron fincas pequeñas que tuvo cuando vendió esta, poco antes de emigrar a Medellín. Se llamaron:

  • Mont Blanc.
  • La conducta.
  • La Mariela (en el Líbano, vereda de Andes).

La finca Media Luna tenía una extensión de 150 cuadras y producía panela, café y cabuya.

Allí vivió Gonzalo, según él, hasta que tuvo cinco años de edad y lo llevaron al pueblo a estudiar.

Antes de comer, la mamá les hacía rezar el santo rosario, y después se dedicaban a jugar la pata sola, tingo tango, penas, etc.

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La literatura

«En Medellín perdí mi virginidad intelectual con una novelita romántica que resultó ser el primer libro que leí en mi vida. Se llamaba ‘Graciela’, de un tal Lamartine. La novelita era una historia de amor de un azucarado aroma decadente. Sin embargo, no constituyó para mí una tentación, ni me abrió el horizonte de un destino en la literatura».

gonzaloarango

Algunos escritores han dicho que tanto en su niñez como en su juventud Gonzalo ya mostraba sus inclinaciones literarias. Según el párrafo anterior, tomado de Mi vida en el arte, de Prosas para leer en la silla eléctrica, eso no ocurrió hasta que llegó a Medellín cuando tenía 17 años.

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La novia

Julieta González fue tal vez la única novia de Gonzalo en su juventud en Andes.

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Personajes del pueblo

Acerca de algunos de estos personajes narraremos más adelante algunas historias en el capítulo de anécdotas familiares y pueblerinas. Todos ellos son mencionados por Gonzalo en alguno de sus escritos.

El tendero: Martín Posada: le decían «Batacazo».

El cura del pueblo: padre Efrén Montoya.

El policía que lo encanó más de 100 veces (según él) por tirarle cauchera a los pájaros y por coger almendras en los árboles de la plaza: Emidio Velásquez: lo llamaban «Patecera».

El maestro de escuela: don Julio Jiménez.

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Anécdotas familiares

Don Paco Arango hace enganchar un vagón

El tren del Ferrocarril de Antioquia, que venía desde el sur del país hacia Medellín con carga y pasajeros, hacía una parada en el corregimiento de Bolombolo del Municipio de Venecia.

Este era un punto estratégico para recoger carga y pasajeros, pues desde todos los municipios del suroeste antioqueño se podía llegar allí.

Un fin de semana, don Paco Arango iba con su esposa y algunos de sus hijos para Medellín. Viajaron entonces desde Andes a coger el tren que venía del sur del país. Cuando el tren llegó a Bolombolo estaba totalmente lleno, no le cabía una persona más. El maquinista paró a elaborar su reporte del viaje y les informó a los que estaban esperando que no tenía cupo para llevar a nadie más.

Don Paco Arango, que era un hombre de acción y además tenía un vozarrón capaz de matar un toro de un berrido, se paró al frente de la locomotora y grito: «¡Este tren no lo dejo salir de aquí si no le enganchan otro vagón!».

Efectivamente, le engancharon otro vagón y así los familiares de Gonzalo pudieron llegar a su destino.

La sobrina de Gonzalo se cambia de acera para no encontrarse con él en la carrera Junín

Iba un día una sobrina de Gonzalo caminando por la carrera Junín, lo que llamaban «juniniar», cuando vio venir a su tío el nadaísta con unos compañeros. De todos es conocido que en esa época él tenía el pelo largo y, para no encontrarse con él, porque sentía vergüenza de que la reconocieran como sobrina del fundador del nadaísmo, les dijo a sus amigas: «Pasémonos de acera para que no me vea mi tío Gonzalo».

Las rifas del padre Montoya

El párroco de Andes que bautizó a Gonzalo se llamaba Efrén Montoya. Con el fin de conseguir dinero para la parroquia hacía rifas y, cuando le preguntaban por el ganador, siempre respondía: «¡Pues Pascualito, que es tan de buenas!».

Gonzalo Arango intenta ser comerciante

Judith y Adela, dos hermanas de Gonzalo, se casaron con dos hermanos de la familia Restrepo Avendaño, Iván y Octavio.

El hermano menor de los Restrepo Avendaño se llamaba John, era de la edad de Gonzalo y fueron amigos en su niñez. Con el fin de que tuviera un negocito, los hermanos le pusieron a John una pequeña venta a la entrada del teatro de Andes. Entonces John invitó a Gonzalo para que le ayudara a vender, recibir la plata, etc. Pero a veces se tenía que ausentar y cuando regresaba se daba cuenta de que «Gonzalito» se había comido todas las utilidades y no quedaba nada de mecato. Hasta ahí llegó su vida de empresario.

Fuente:

Comunicación personal.

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